lunes, 20 de julio de 2009

Robert McNamara: cuando un bolígrafo se aprieta como un gatillo

Hace algunas semanas que murió en su casa de Washington, a la edad de noventa y tres años. Hay quien dice que fue el "inventor" de la guerra norteamericana en Vietnam entre los años 1964 y 1973, pero esto no es del todo acertado, ya que fue la política intervencionista del Presidente Truman la que metió a Estados Unidos en el atolladero vietnamita. Sin embargo, McNamara fue quien propició que la guerra se alargase de forma casi indefinida, y desde luego, es uno de los más directos culpables de todas las muertes y atrocidades que se cometieron en aquellos años. (A la izq.: Robert McNamara en una reunión de gabinete, en 1967.)

El Presidente estadounidense Lyndon B. Johnson, gran aficionado al bourbon, utilizó a Robert McNamara para idear una estratagema que permitiese a los Presidentes del país una total carta blanca a la hora de decidir sobre acciones militares en el exterior, plan que fructificó gracias al denominado "Incidente del Golfo de Tonkin", cuando dos destructores norteamericanos atacaron a cuatro torpederas norvietnamitas, en respuesta a una supuesta agresión previa, totalmente infundada. Antes, el raciocinio de John F. Kennedy había hecho buen empleo del "arma McNamara" y la retirada de las tropas norteamericanas del polvorín vietnamita era una realidad, pero el magnicidio de Dallas ocurrió a tiempo, y su sucesor Johnson hizo del incidente de Tonkin un moderno "caso Maine", otro de tantos en la larga historia de la política exterior los Estados Unidos. Con todo esto, la guerra quedaba en manos de McNamara, el Pentágono y el Presidente de turno, y aquellos primeros 26.000 hombres que Estados Unidos mantenía en Vietnam dejaron de llamarse "asesores militares" y empezaron a llamarse "marines". (A la izq.: Marines estadounidenses asaltan una aldea en Vietnam. Se estima que la guerra causó entre 3 y 5 millones de muertos, en su mayoría civiles.)

Analizando los hechos y la Historia, resulta increíble comprobar lo sencillo que le resultó a McNamara y a sus colaboradores engañar a toda una nación, y conjuntamente a medio mundo, haciendo creer a la opinión pública que una supuesta escaramuza contra dos simples navíos norteamericanos era el primer golpe norvietnamita de una atroz guerra que estaba por desencadenarse. Como si éstos no supiesen lo que se les vendría encima: tras aprobarse la llamada "Resolución del Golfo de Tonkin" los estadounidenses lanzaron sobre Vietnam, y en sólo unas pocas semanas, el triple de bombas de las que lanzaron en toda la Segunda Guerra Mundial. Ciertamente, y usando la lógica, de haber deseado la guerra en aquel momento Vietnam del Norte habría optado por otros objetivos estratégicos norteamericanos; en lugar de lanzar nueve torpedos contra dos buques. Nueve torpedos que en realidad eran bancos de peces. Pero la suerte estaba echada.

Hay un documental, de muy cuidada realización y que desde aquí recomiendo, titulado "Rumores de Guerra (The Fog Of War: Eleven Lessons from the Life of Robert S. McNamara, Errol Morris - 2003)", donde McNamara es entrevistado y analiza las principales fases de su vida, empezando por su época de estudiante, luego profesor en Harvard, más adelante como militar en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (U.S.A.F.) durante la Segunda Guerra Mundial en el Frente del Pacífico, a las órdenes del sanguinario general Curtis LeMay -que más tarde sería Jefe del Comando Aéreo Estratégico (S.A.C.) y luego Segundo Comandante de la U.S.A.F.-, que fue el principal artífice de la estrategia de aniquilación masiva de la población civil japonesa previa al lanzamiento de las dos bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. La parte central del documental se enfoca directamente sobre su etapa como Secretario de Defensa y la Guerra de Vietnam, y aunque McNamara se repite una y mil veces en el argumento de que "[...] todo aquello hay que verlo desde la perspectiva de la Guerra Fría. [...]", reconoce, "muy posiblemente" haber cometido crímenes de guerra. Resulta muy curioso el ver cómo un anciano de, por entonces, 85 años admite haber sido culpable de la muerte de miles, cientos de miles de hombres, mujeres y niños, mientras se vanagloria de haber evitado una guerra nuclear en los días de la Crisis de los Misiles con Cuba. Pero más increíble todavía es escucharle decir que no había -ni hay- ninguna ley que prohiba el uso de determinados productos químicos -cuando le preguntan por los dantescos estragos provocados por el tristemente famoso "agente naranja"-, obviando la ley vigente de entonces, incluida en la Convención de La Haya de 1907, y la vigente hoy día recogida en la Convención de Armas Químicas de 1993. Asimismo, reconoce no recordar si el empleo de este cancerígeno producto químico en Vietnam fue autorizado por él en aquellos días.


Pero si algo se puede atribuir en favor de Robert McNamara es que él propuso terminar con la guerra mucho antes de que a otros se les hubiese tan siquiera imaginado, viendo lo mal que iban las cosas para Estados Unidos en Vietnam. Se habrían evitado cinco largos años de conflicto, ya que se había demostrado que era imposible ganarla con los métodos y los medios que podía emplear el país en la selva vietnamita. Fue destituido en 1968, y se le entregó la Medalla de la Libertad a un hombre que había provocado tanta muerte y destrucción. Él afirmó siempre haberlo hecho en nombre del pueblo norteamericano y a las órdenes de su Presidente, pero en realidad lo hizo en nombre de la industria armamentística, del Capital y del ala más conservadora de la política estadounidense. Fue McNamara el ejemplo de las atrocidades que puede llegar a cometer un hombre con un simple bolígrafo y un papel que firmar en una democracia moderna. Todo un ejemplo de lo que no debe hacerse. (A la izq.: avión cisterna de la U.S.A.F. rociando la jungla con "agente naranja". Se llegó a lanzar sobre más de 1400 millones de hectáreas, el 12% de la superficie de Vietnam.)

De su etapa como Presidente del Banco Mundial, entre 1968 y 1981, prefiero no hablar aquí. Algunos la describen como un retiro dorado para lavar la imagen de un hombre manchado de sangre, aludiendo a su lucha contra la pobreza y en pos del desarrollo económico de las áreas más desfavorecidas del globo, pero en realidad no pasó más que de oprimir a los pueblos pobres del mundo con ejércitos de soldados a hacerlo con ejércitos de financieros. McNamara volvería a repetir una vez más la historia de aquellos "asesores militares" que se convirtirían, en un instante, en "marines". Pero esta vez en sentido inverso.

(Bajo estas líneas, trailer del documental "Rumores de Guerra")



No hay comentarios: