Diez años ininterrumpidos en el Rif-Rock. Pocos locales, garitos, bares -o como queráis llamarlos- pueden decir lo mismo: una década repartiendo rock´n´roll. Un 2 de julio fue la fecha elegida -¿o impuesta?- para la inauguración de un pequeño local de música y copas en Cambados. Me consta que a los padres de esta idea en la vida se les pasó por la cabeza llegar a los diez años ofreciéndonos buena música, buenos conciertos, y un montón de cosas más. Mientras otros locales "clásicos" de Cambados, con mayor o menor acierto, iban abriendo y cerrando sus puertas, el Rif siempre se mantuvo al pie del cañón. Hubo momentos en los que prácticamente era la única alternativa en la noche cambadesa para los que no queríamos escuchar por todos lados el repertorio de los 40 Principales o la Cadena Dial.
¿Qué me aportó a mí el Rif-Rock? Pues a pesar de no ser uno de los más "habituales incondicionales", bastantes cosas. El decir que un bareto te puede aportar algo puede sonar un poco raro, pero es cierto. Esas cuatro paredes influyeron bastante en mis gustos musicales, allí escuché por primera vez fuera de mi casa bandas como Sonic Youth, los Clash o los Cramps, por decir algunas. Pude comprobar cómo se hacen sesiones de música 100% stoner, y otras tantas experimentando con muy diversos estilos musicales, y un montón de dj´s distintos que pasaron, y pasan, por la cabina del Rif.
Punto de mención aparte y destacado merece la iniciativa cultural del fanzine Despregable, cuya entidad editora, la peculiar Embaixada Prusiana, tiene como local social "de facto", o epicentro de sus miembros y simpatizantes arousanos el Rif-Rock, al menos en su fase nocturna. Es este un fanzine de factura completamente autóctona, de frecuencia trimestral, y que empezó de la misma manera que el Rif, sin muchas pretensiones, pero que ya va por su número 21, después de más de cuatro años de ofrecernos -también ininterrumpidamente, que sé que eso cuesta un riñón- infinidad de noticias, entrevistas, reportajes, crónicas, críticas y un montón de cosas más relacionadas con el arte, la música y la cultura local, y no tan local. (a la izq.: portada del número 1 del Despregable)
Punto de mención aparte y destacado merece la iniciativa cultural del fanzine Despregable, cuya entidad editora, la peculiar Embaixada Prusiana, tiene como local social "de facto", o epicentro de sus miembros y simpatizantes arousanos el Rif-Rock, al menos en su fase nocturna. Es este un fanzine de factura completamente autóctona, de frecuencia trimestral, y que empezó de la misma manera que el Rif, sin muchas pretensiones, pero que ya va por su número 21, después de más de cuatro años de ofrecernos -también ininterrumpidamente, que sé que eso cuesta un riñón- infinidad de noticias, entrevistas, reportajes, crónicas, críticas y un montón de cosas más relacionadas con el arte, la música y la cultura local, y no tan local. (a la izq.: portada del número 1 del Despregable)
Otro signo de identidad de la personalidad del Rif-Rock es su cartelería. Numerosos son ya los pósters, carteles y flyers que vienen anunciando cada semana las actividades relacionadas con el Rif, con el Despregable, y demás eventos afines que se llevan a cabo durante todo el año, desde conciertos, hasta partidos de baloncesto. Todo ello con un cuidado y característico diseño a cargo de MFGhe, que para los aficionados y amantes del arte del cartelismo hay que decir que es de lo mejorcito que se puede ver en bastantes kilómetros a la redonda.
Aprovechando que se está celebrando este mes de julio el décimo aniversario, os invito a todos y a todas a que, si tenéis oportunidad, no dudéis en pasaros por el número 13 de la calle Infantas de Cambados, porque seguro os vais a encontrar con un concierto en directo, o con una buena sesión de alguno de los dj´s habituales -y no tan habituales-, o sino, simplemente, os tomaréis una copa en uno de los mejores rock-bar de la comarca. (a la der.: uno de los flyers, y bajo estas líneas, un slideshow de algunos de los carteles del Rif).
2 comentarios:
que grande que eres pepe!!!
un abrazo y gracias
joder pepiño, qué grande, sí señor, me ha encantado!
saúdos neno!
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