Título original: Gran Torino
Año: 2008
Duración: 116 min.
País: U.S.A.
Director: Clint Eastwood
Guión: Nick Schenk (Historia: Nick Schenk, Dave Johannson)
Música: Kyle Eastwood, Michael Stevens
Fotografía: Tom Stern
Reparto: Clint Eastwood, Christopher Carley, Bee Vang, Ahney Her, John Carroll Lynch, Cory Hardrict, Brian Haley, Geraldine Hughes, Dreama Walker, Brian Howe, Doua Moua, Sarah Neubauer, Chee Thao.
Productora: Warner Bros. Pictures / Malpaso Productions / Double Nickel Entertainment
Aprovecho, ahora que inauguro esta sección en Ideas Telúricas, para hacer una especie de continuación de mi entrada Clint Eastwood, el Da Vinci del 7º Arte, publicada en enero, y donde hice un repaso general a la carrera de esta leyenda viva del cine. Remataba aquella entrada diciendo que, como buen admirador de Eastwood, esperaba con inquietud que llegase la última de sus "películas-doblete" -entiéndase, dirección y reparto-, de la que se rumorea que será la última que él mismo protagonice. No sé si un depredador del cine como él podrá resistirse dentro de uno o dos años a llevar al celuloide otra de esas fascinantes historias que saca de su imaginación y a las que nos tiene tan bien acostumbrados.
Pero bueno, dejando a un lado elucubraciones, y centrándonos en esta obra maestra -sí, otra vez-, tengo que decir que, en carga argumental y capacidad de sensibilizar al público supera, con creces, a su anterior obra-binomio "Banderas de nuestros padres", y "Cartas desde Iwo Jima". Esta espléndida "Gran Torino" está situada muy cerca de películas como "Un Mundo Perfecto", o más recientemente "Million Dollar Baby", historias con un sabor inequívocamente americano, que uno cree que sólo podrían tener lugar en el país de los grandes maizales de Alabama o en las grandes urbes del este y del oeste americanos. Pero lo curioso de Eastwood es que consigue que esas historias sean fácilmente extrapolables a cualquier país, cualquier sociedad y que cualquier persona las pueda sentir de cerca.
Del Eastwood director, no voy a decir aquí que haya hecho algo diferente con esta película de lo que nos tiene acostumbrados. Un cine directo, hecho con mano firme, pausado cuando hay que saborearlo, y agitado cuando nos quiere mantener sin pestañear. Cada escena de "Gran Torino", al igual que todas sus películas, está cargada con infinidad de detalles, nada se deja al azar, y todo está cuidado al milímetro, desde el encuadre a una mano hasta una larga secuencia general. Mezcla más sabiamente que nunca toques de inteligente humor con actitudes que te hacen odiar a su personaje. Y como actor principal, más de lo mismo. Espectacular, enérgico, activo, por él no pasan los años, tiene los mismos gestos y el mismo rostro de aquellos viejos westerns de bajo presupuesto a los que hizo grandes, y eso contribuye en nuestro subconsciente a crear aún más a su alrededor un aura especial, que lo hace protagonista en todo momento, aunque su forma de hacer cine respete y de el protagonismo necesario al resto del reparto. Una pega que le pongo -quizá por estar acostumbrado a ver muchas de sus obras con un 75% de "toque Eastwood"- es que no haya colaborado "oficialmente" en la banda sonora de la cinta, aunque es comprensible: se trata de una historia ambientada muy en nuestros días, sin sabor añejo, campestre o con tintes melancólicos. A cargo de la música de la película dejó, sin embargo, a su hijo mayor, Kyle Eastwood, que hace buena demostración de los genes que porta, con una banda sonora muy buena, contundente y moderna.
El guión tampoco es obra de Clint Eastwood, aunque sabe darle los toques que necesita para hacerlo suyo. La historia del hombre interiormente atormentado que llega al final de su vida cargado de prejuicios y desconfianzas (C. Eastwood) -probablemente adquiridos por una vida muy dura- tiene que aprender a vivir con ellos al lado de su casa, de forma literal. Sólo ama a su perra Daisy, y a su precioso y cuidadísimo Ford Gran Torino del ´72. Pero llega el momento en que debe tomar partido por algo, y en el fondo sabe qué cosas son justas y cuáles injustas. Se podría decir que este hombre aprende a vivir en paz, sobre todo consigo mismo, al final de su vida. En esta película se nota, más que nunca, que Eastwood siempre será ese pistolero forajido, bueno y malo al tiempo, terriblemente atormentado por malas obras en el pasado y con hambre de justicia. Y en "Gran Torino", la que dice que será su última película, no quiso dejar pasar la oportunidad de hacer un solapado homenaje a la filosofía del "outlaw" justiciero, el oscuro y carismático personaje que le hizo poder crear obras maestras del cine como ésta.
Altamente recomendada, yo le pondría un 9 sobre 10 a la versión original, porque en la versión doblada al español tenemos que sufrir el error garrafal del pésimo doblaje de todos los integrantes de las bandas callejeras que salen en la película. Señores productores, sabemos que hay crisis, pero un personaje, aunque salga en dos o tres escenas en toda la película, tiene que rayar al mismo nivel que el conjunto, porque de lo contrario el choque es brutal. Indignante.
5 comentarios:
aahh, justo la vi ayer, y en v.o.s. ;)
Es buena, pero yo deseaba otro Sin perdón en clave de justiciero urbano, un Harry El Sucio definitivo y lapidario, y tiene más de drama interracial que de eso que yo me había imaginado. Es casi un tema aparte, ¿verdad? las películas que uno se monta y lo que luego resultan ser, XDD.
bye
Jeje, es cierto, pero Gran Torino hay que verla como lo que es. Supongo que, al personaje de Walt Kowalsky, un octogenario, le resultaría "complicado" ser definitivo y lapidario, al menos de una forma realista.
Yo creo que una de las grandes virtudes de Eastwood es saber adaptarse a los tiempos que corren. Las formas de "Sin Perdón" ya no tienen cabida en en Medio Oeste americano...
jooooooooo
no me funciona la voz del video!!
snif snif!!
tengo gana de verla!! para cuando me invitas?? mmm
será esta la ultima pegadita ita ita k te dejo??
:(
Me gusta y me siento identificada con el cascarrabias debido a que casi somos de la misma quinta.
Tareixa
Publicar un comentario