lunes, 30 de marzo de 2009

De píxeles y sprites (1ª Parte)

Dista un universo entero entre aquel videojuego-prototipo de 1952 llamado OXO -que no era más que un simple "tres en raya"- a los juegos de ultimísima generación que hoy podemos disfrutar en ordenadores y videoconsolas. Aquella creación inicial, razón de un proyecto de fin de carrera de Alexander Sandy Douglas para su Universidad de Cambridge y que sólo se podía usar en el famoso y gigantesco EDSAC británico (Electronic Delay Storage Automatic Calculator), tuvo que esperar más de veinte años para que alguien se decidiese a apostar por un videojuego como forma comercial de ocio. No fue hasta bien entrado 1974 que vio la luz el primer arcade -máquina de videojuegos que funciona con monedas- de la Historia, el Computer Space. Fue también poco antes cuando se vendió la primera videoconsola doméstica, en Estados Unidos, y bajo el nombre tan rimbombante de Magnavox Odyssey, con licencia de Philips, publicando una serie de juegos muy parecidos entre sí: dos simples palitos blancos separados por una línea vertical sobre un fondo negro, y un píxel muy cuadrado que simulaba ser una pelota. Se trató del primer videojuego doméstico, era de tenis. Se llamó Pong, y causó furor. (arriba a la izq: Sonic, logo de Sega. / A la der: captura del juego Pong).

El mundo de los videojuegos es ahora una potentísima industria, con producciones que nada tienen que envidiar a las de Hollywood, y una tecnología que avanza a pasos agigantados. Lejos quedan aquellos tiempos en los que uno se limitaba a recorrer escenarios en 2-D, saltando, recogiendo cosas por el camino, o trataba de encajar piezas de diferentes formas y colores. Lo más curioso sea, quizá, que aquellos juegos, sin contar con los gráficos y efectos especiales de hoy día, el sonido envolvente, la jugabilidad casi infinita, y secuencias de animación y truculentas historias de los títulos de hoy día, eran muchísimo más jugados, más exprimidos y más disfrutados que cualquiera de los actuales. Con unos pocos sprites (gráficos simples que compuestos forman una figura o personaje) se animaba al protagonista de la historia, que al principio sólo reproducía dos o tres movimientos diferentes, caminaba, saltaba y golpeaba, se conseguían juegos más divertidos que ahora con modelos en tres dimensiones, mil efectos de luces, sombras, filtrados, suavizados, renderizados y todos los "-ados" que te puedas imaginar.



Los primeros sistemas de juego con los que tuve contacto, aparte de mi pionera -y preciosa- Atari 2600 (Atari, 1987) y su cartucho de 34 juegos en uno, fueron dos de las mejores consolas que tuvo nunca la marca japonesa Sega: la Master System 2, y la Game Gear. La primera, de un vecino, era una consola de 8-bit de tercera generación, que contaba con juegazos como el Alex Kidd In The Miracle World (Sega, 1986), que venía insertado de fábrica en la consola, y otros como el adictivo y dificilísimo Operation Wolf (Taito, 1989), en el que con una mirilla te encargabas de limpiar la pantalla de soldados enemigos -comunistas claro, no olvidemos que aún estábamos en la Guerra Fría- a tiro limpio, y que venía adaptado para jugar con la pistola de infrarrojos Sega Light Phaser, si eras el afortunado poseedor de una de ellas, que no era nuestro caso, con lo cual teníamos que jugar con los incómodos -ahora nos damos cuenta- y antiergonómicos mandos de la Master System, copiados de la Nintendo (NES). Por eso una vez, no sé cómo, nos hicimos con un Sega Control Stick, que era una gozada... siempre que fueras zurdo. Otros juegos que "requetetrillamos" en esta máquina fueron Asterix (Sega, 1991), o el Columns (Sega, 1990), que era un estilo al famosísimo Tetris. (arriba a la izq: Master Sysem 2. / a la izq: intro del Operation Wolf. / a la der: Sega Control Stick, ¿sólo para zurdos?)



La Game Gear (Sega, 1991), también de 8-bit, fue mi primera consola "moderna", puede decirse que fue a la que más jugué. Era una consola portátil y con sonido estéreo, con prácticamente la misma potencia que la Master System 2, contaba con una pantalla retroiluminada y completamente a color de 3,2 pulgadas, con menor resolución, pero mayor paleta gráfica -es decir, potencialmente mejor calidad gráfica-, todo un hito de la tecnología doméstica por entonces. Tan sólo sus predecesoras, la Atari Lynx y la Turbografx se le acercaron un poco, pero no tuvieron ni la calidad ni la dedicación completa de una multinacional como Sega. Su desarrollo llegó a cotas tan altas entre 1991 y 1997, que incluso se puso a la venta un adaptador para sintonizar la Tv en la consola. Su principal defecto era el elevado consumo de energía (6 pilas AA en menos de 4 horas), con lo que se puso a la venta un transformador para conectarla a la red eléctrica. Fue la primera maravilla de la ergonomía de Sega, junto con el mando de control de la Mega Drive (Sega, 1990). Los juegos que tuve en esta genial consola fueron el excepcional y vertiginoso Sonic The Hedgehog (Sega, 1991), que se haría tan famoso que desbancaría a Alex Kidd como logotipo-mascota de la marca nipona. Incontables las horas que pasé recogiendo anillos, esmeraldas, y flipando con las coloridas y ruidosas bonus stage. La banda sonora de este juego debería haberse editado y puesta a la venta (aún recuerdo la fantástica melodía de la fase de la jungla). Más tarde me hice con el Devilish, una versión demoníaca del clásico "blockbreaker" o rompeladrillos, con el imposible de terminar -creo que sólo lo conseguí una vez- Indiana Jones & The Last Crusade (Lucasfilm, 1990), y el rey de reyes de esta consola, Wonderboy 3, The Dragon´s Trap (Sega, 1989-1991), un juego de rol puro y duro, con uno de los mejores argumentos de la historia, y horas y horas de juego interminable. Otros juegazos de la Game Gear que tuve en mis manos fueron el clásico de velocidad Out Run (Sega, 1986-1991), donde tenías que conducir a 290km/h tu Ferrari rojo descapotable por las carreteras de Coconut Beach, el trepidante G-LOC: Air Battle (Sega, 1991), donde pilotabas un caza de última generación, o el entretenido Ninja Gaiden (Tecmo, 1991), juego de plataformas y acción con samurais y ninjas de por medio, al más puro estilo Shinobi. Otro que recuerdo bien fue el Jurassic Park (Sega, 1993), fiel reproducción de la historia de la película, que arrasaba por entonces hasta en la sopa. (arriba izq: Game Gear. / a continuación, der: carátula de Devilish. / a continuación, izq: carátula Indiana Jones. / sobre estas líneas: captura de Wonderboy 3).

Pero los tiempos cambian, todo evoluciona, y era la época que dominaban las todopoderosas consolas de 16-bit, la Super Nintendo y la Mega Drive de Sega... pero eso es harina de otro costal, que ya escribiré en una futura entrada. Por ahora sigo disfrutando de mis recuerdos con algún emulador para PC de la Master System o de la Game Gear.







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