
Estas son las declaraciones de Beth Cypser, Subdirectora de la Misión en Haití de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (United States Agency for International Development, USAID), recogidas en el número de noviembre de 2008 de la revista National Geographic España. En ese número se dedicaba una buena parte del contenido al estado del suelo en el planeta, incluyendo un mini-reportaje sobre el suelo exhausto de Haití. (a la izq.: un haitiano recoge sus recién hechas galletas de barro y grasa, sustituto local del arroz que no pueden pagar. La tierra no da para más.)
Estos días, tras la gravísima catástrofe sufrida en el país caribeño a raíz de un movimiento sísmico de nivel 7 en la Escala de Richter, podemos escuchar, ver y leer en los grandes medios de comunicación una masiva cobertura informativa sobre los hechos. Se proporcionan datos, cifras, predicciones, y sobre todo, nos inundan de imágenes sensacionalistas donde sólo prima el ver a un afectado atrapado bajo los escombros, mientras sus vecinos tratan de liberarlo con sus propias manos. En las últimas horas, los medios nos muestran de cerca lo que posiblemente sea, a no ser que cambien las cosas, cómo se vivirían los primeros momentos de un Armagedón, esto es: crisis de seguridad, anarquía, saqueos, peleas, etcétera.
Pero en ningún medio de comunicación nos cuestionan por qué el Gran Terremoto de 1906 en la ciudad norteamericana de San Francisco -de nivel 7´8 en la Escala de Richter- causó unos escasos 3.000 muertos, y en el reciente sufrido en Puerto Príncipe ya se estima que habrá unos 200.000 muertos de forma directa, y posiblemente otros 100.000 de forma indirecta. No surge un debate que cuestione la actitud para con Haití de las grandes potencias coloniales primero, y neoliberales después, que esquilmaron década tras década lo que en su día fue un auténtico vergel, un paraíso productivo en medio del Mar Caribe.
Y Francia, como nación colonialista que fue en un tiempo, tiene mucho que ver en toda la desgracia de Haití. La reclamación francesa de la parte occidental de la isla La Española -por entonces bajo dominios españoles- vino precedida por la incursión en esa parte de la isla de los famosos filibusteros franceses, colono


Volviendo a las declaraciones de la señora Beth Cypser, no es necesario ser un lince para darse cuenta de que Estados Unidos sigue hoy en día manteniendo a raya el progreso de Haití. Se sirven de muchas herramientas, una de ellas es el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), que a su vez mantiene a diferentes agencias estatales norteamericanas -como USAID- haciendo el trabajo de campo. En el mismo reportaje de la National Geographic España, la ecóloga norteamericana Sasha Kramer dice que la realidad es que los agricultores haitianos no pueden vender suficientes mangos para pagar el arroz que importan, y que si los haitianos pudieran producir más productos locales, dependerían menos del terrible alza de los precios de los alimentos en el mercado internacional. Pero claro, ni a USAID, ni al FMI, ni precisamente a EE.UU. les interesa que bajen estos precios, porque ellos son los que le venden arroz a Haití, y a precio de oro.
2 comentarios:
Graciñas por analizar a actualidade e,coma senpre, con tan bo sentido crítico.¡Adiante!
Graciñas por analizar a actualidade e,coma senpre, con tan bo sentido crítico.¡Adiante!
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