sábado, 21 de marzo de 2009

De cuando estuve en La Habana (3ª Parte)

(Ver la 1ª Parte, ver la 2ª Parte)

Se puede decir que me recorrí prácticamente toda La Habana a pie. Sobre todo al principio. Es una ciudad de planificación urbanística relativamente moderna, y es muy fácil orientarse en ella. Desde donde yo vivía, en el barrio de Centro Habana, tenía como referencias al norte, el mar Caribe, al este la Habana Vieja, al noroeste el barrio del Vedado, al suroeste el Nuevo Vedado, y al oeste, atravesando el río Almendares, el de Miramar. No aparenta en absoluto sus dos millones doscientos mil habitantes que tiene -sin contar el área metropolitana- dado lo sencillo de su estructura y lo bien planificado de sus calles y avenidas principales. Tiene buenas redes de carreteras y autovías -obviamente gratuitas- que permiten la entrada o la salida de la ciudad por diferentes puntos estratégicos, aunque el estado de las mismas deja bastante que desear.


La Habana, pese a tener prácticamente el doble de población que Barcelona, no tiene metro, y los ferrocarriles son exclusivamente para transporte de mercancías y pasajeros (por este orden) desde o hasta el interior de la isla. Pero las líneas de autobuses -que nada tienen que ver con las de cualquier ciudad europea- hacen que sea realmente sencillo desplazarse de una punta a otra de la ciudad rápidamente. Este servicio fue muy mejorado con nuevos vehículos gracias a varios acuerdos comerciales con Venezuela y China, y el precio es muy económico (el equivalente a dos céntimos de euro por ticket) ya que está totalmente subvencionado por el Estado, y el precio es prácticamente simbólico. Más o menos cada diez minutos pasa un autobús, dependiendo de la línea. Otra cosa son los famosos "camellos" -tráilers Mercedes y VolksWagen acondicionados para transportar viajeros- que normalmente realizan rutas más largas que las urbanas, y se desplazan hacia el extrarradio de la ciudad y otras provincias. Son muy curiosos, adoptan ese nombre por su curiosa forma con dos "jorobas" en la carrocería, y provienen de los tristes tiempos del "período especial", en la primera mitad de los años ´90, cuando Cuba sufrió el brutal choque -para el que no estaban preparados- debido a la caída del bloque socialista y; consecuentemente; la instantánea desaparición de su principal fuente de subsistencia económica y de su mercado. Pero bueno, el ingenio cubano hizo buena muestra de su valía, y son infinidad las argucias e inventos -de los que hablaré otro día- que se desarrollaron en la isla para combatir ese inicial desamparo, del cual se van recuperando ya poco a poco gracias a acuerdos y maniobras comerciales, como las anteriormente mencionadas, con gobiernos afines de otros países, y sobre todo, gracias a algunas modificaciones -o modernizaciones, quizá- de sus formas a la hora de hacer política comercial. (foto1: típico autobús escolar norteamericano, recuerdo de una época pasada, y que hoy día seguramente monta un motor ex-soviético. / foto 2: el transporte conocido popularmente como "camello". Click derecho en todas las fotos para ampliar).


Además de los autobuses -que realmente no usé más que una vez, dado que no tenía ninguna prisa, y dentro de ellos el calor es insoportable- los cubanos emplean masivamente los llamados "bici-taxi". No son ni más ni menos que triciclos a pedales hechos a mano, con un pequeño y confortable sillón biplaza en la parte trasera -que es donde se sientan los clientes- y un sillín delante para el piloto, todo ello cubierto por un toldo de lona o plástico, generalmente de alguna propaganda de cerveza Cristal o Tropicola. Los más lujosos llevan incorporado un radiocassette en el que suena atronador un ritmo de reggaetton cubano o puertorriqueño, y algunas pegatinas o carteles con nombres tan sugerentes como "El Loco". Hay infinidad de ellos, y es un medio de transporte ilegal, pero tolerado. Eso sí, se prohibe que los dueños de bici-taxi transporten a turistas extranjeros, pero normalmente se hace la vista gorda, aunque en algunas ocasiones nos paró la policía y tuvimos que seguir el resto del trayecto a pie. Al dueño del triciclo en cuestión, en ese caso, le cae una multa gorda, con lo cual es comprensible que algunos se nieguen a llevarte si ven que hay policías cerca, o si el destino es una zona muy turística. El precio es a convenir, normalmente bastante más barato que un taxi convencional. Aconsejaría, sin embargo, acordarlo antes de empezar el trayecto, y conociendo nosotros más o menos la distancia real del recorrido, porque si te ven un poco "inexperto" en las zonas de la ciudad, pueden tratar de hacerte dar unos cuantos giros por la maraña de callejuelas que hay entre barrio y barrio. Por poner un ejemplo, yo solía hacer el trayecto desde El Vedado o Centro Habana hasta el Capitolio o el Paseo José Martí en pleno corazón de la Habana Vieja (que son cerca de 3km.) por menos de 2 euros. Yo creo que es la mejor manera de desplazarse en La Habana a distancias cortas y medias, si no se tiene prisa, si llueve, o si hace mucho sol. Además, la conversación con un bicitaxista puede resultar de lo más simpática, y vas viendo pasar la ciudad a velocidad de bicicleta. (foto 3: Parada de "bici-taxi". Foto "prestada" de RobertGM).


Los taxis legales tienen precios más o menos equivalentes a los de España, aunque no abundan tanto y hay que llamarlos a golpe de grito. Luego está la opción de los "boteros" -de los que ya hablé en la primera parte- que son taxistas ilegales, que usan coches particulares. Son obviamente más baratos que un taxi, y el precio también es a convenir. Llegan allí donde un "bici-taxi" no llega. Por ejemplo, nosotros usamos uno para ir la primera vez a la Fortaleza del Morro -el faro de la típica postal, que se ve en el otro lado de la bahía de La Habana- hacia la cual se cruza por debajo del agua a través de un magnífico túnel, y que forma parte del mismo complejo fortificado de La Cabaña, donde el Che Guevara instaló su cuartel general en los primeros meses tras el triunfo de la Revolución. El trayecto fueron aproximadamente unos 10km ida y vuelta. Por 10 euros el "botero" incluso nos acompañó a pie por todo el castillo hasta que nos apeteció irnos de vuelta. (foto 4: subidos al castillo del Morro, con la Habana al fondo, el "Loco" Ramsés, el "botero" Miguel, yo, y en primer término Felipe).


En este viajecito tuvimos nuestro primer problema con la omnipresente policía cubana, ya que al dar el giro por la carretera que sube hacia el castillo había una patrulla haciendo un control rutinario. Yo había dejado mi pasaporte y mi visado en casa, tan sólo llevaba el DNI. Por supuesto, nos pararon, nos hicieron bajar y nos pidieron documentación a todos. No sé aún muy bien cómo, nos libramos de ellos contando una milonga de que yo era estudiante de intercambio en Cuba, al tiempo que mis dos amigos mostraban sus correspondientes carnets de universitarios para reforzar nuestra explicación. Yo presenté mi DNI para acreditar que era español, y el "botero"... bueno, resultó ser un amigo al que llamamos Miguel, que hasta el momento no debía haberse percatado de nuestra larga amistad, y al momento me echó el brazo por encima del hombro. Debió ser el sol justiciero del mediodía el que salvó al pobre "Miguel", ya que los policías no debían tener muchas ganas de papeleo. La cuestión es que, luego de unas miradas escépticas y de una amonestación personal a cada uno -a mí por ir sin pasaporte y sin visado- nos dejaron ir. Pudimos finalmente visitar el castillo, por dentro y por fuera, llegando justo a tiempo para ver cómo la televisión cubana rodaba un ensayo de unas escenas de lucha de piratas y corsarios, con damisela rescatada de por medio. Así es La Habana un día cualquiera, señoras y señores... (foto 5: panorámica de la bahía de La Habana desde el faro del Morro).

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por la descripción tan amena e interesante de tu viaje.
Seguiré muy atento a los siguientes capítulos.
Me gustaría conocer La Habana en un viaje como tú has hecho.
Un saludo.

Anónimo dijo...

me uno al anónimo de arriba, seguiré esperando los siguientes capítulos :)

(por cierto, q tiens por ahí una entrada d c. eastwood.. me acabo de bajar "bird", aaah me va a encantar, charlie parker!! no sé cómo no he sabido antes d la existencia de esa peli!)

José Ramón González Lede dijo...

Jeje, porque no estaba "Ideas Telúricas" para contártelo!!

;) un saludo!

Anónimo dijo...

tubiste un viaje de sueño!!

genial!!
una verdadera aventura!!

aun tengo que fumar el puro que se quedó en tu casa =P

tenemos que salir pronto! tomar unas copas y escuchar unas musicas...

abrazo

Bruno (from Portonovo o Espinho )

tareixa dijo...

Gustaríame facer unha viaxe así, pero aos meus sesenta e pico de anos penso que xa non é moi doado.
Sería emocionante ir antes de que morrese o Comandante.