Me resulta indignante leer cabeceras como ésta, en prensa o en webs de medios de comunicación pertenecientes a grupos empresariales que se jactan de "progresistas", objetivos e imparciales. A pesar de la obviedad, me resulta necesario advertir lo que sucedería en Venezuela en caso de triunfar el SÍ en la convocatoria electoral de este domingo. Se vota para decidir si se ejecuta una enmienda constitucional propuesta por el Presidente electo Hugo Chávez, que permitiría la reelección indefinida de cualquier, repito, cualquier Presidente del país. Se trata, ni más ni menos, que de llevar acabo una modernización de la Constitución venezolana, para equipararla a la de países democráticamente avanzados, como puede ser el nuestro.
En la inmensa mayoría de países latinoamericanos todavía sufren las graves consecuencias de sus raquíticas constituciones, diseñadas a medida de norteamérica, durante parte del siglo XIX y a lo largo de todo el XX. Esta "forma" de Constitución -también aplicada en los mismísimos Estados Unidos-, en la que un Presidente sólo puede gobernar dos legislaturas, tiene como objetivo frenar la capacidad de cambio que una persona o grupo gubernativo pueda imprimir en el sistema sociopolítico del estado. Es un freno a la democracia, un lastre al desarrollo social y a la lógica evolución de un país, se trata de una simple medida de contención. Como si no fuese suficiente con todas las medidas directas que el imperialismo económico norteamericano y británico -cada uno en su época-, también se aplicaron estas medidas indirectas que, como dice Eduardo Galeano en sus escritos, hace que cualquier iniciativa progresista independiente en los países latinoamericanos "muera antes de nacer".
Por esto, y volviendo al tema que nos ocupa, Venezuela tiene la obligación moral de decir SÍ al cambio. Es un paso adelante, uno más en la dirección que los separa del dominio político y económico del gran vecino del norte. En 1813 se consiguió una independencia, y ahora los venezolanos tienen el deber de conseguir otra, menos violenta pero igual de complicada. Veremos qué sucede, y sobre todo, cómo lo cuentan los medios de "información".
2 comentarios:
Hai moitos problemas para afirmar que esta reforma é positiva para a democracia e para venezuela, como o plantexas parece que sí, pero os reximes presidencialistas americanos non teñen nada que ver coas democracias europeas en canto á organización da representatividade... aínda así o principal problema de Venezuela é a oposición, cun pasado demasiado escuro, moi sectaria socio-económicamente, e máis preocupada no seu propio benestar que na do pais. De todos modos, non creas que pinta moi ben para o pais... aínda que emprega a democracia para os seus fins (incluso demasiado), algo cheira mal. No que sí estou totalmete dacordo contigo é no dos medios de comunicación... lamentable!!!
Tes razón, a maioría das repúblicas presidencialistas de latinoamérica non son tan "democráticas" -jeje- coma os réximes europeos, pero e que tampouco unha democracia totalmente madura sería beneficiosa en eses estados. ë certo o que comentas sobre a oligarquía que oposita contra Chávez, por eso é sorprendente que, empregando unha ferramenta común (a democracia) consiga sacar adiante prácticamente todo o que propón. Chávez non só é o Presidente de Venezuela, é un líder, un representante dese movemento tan interesante que se está sucedendo en América dende fai unha década, e que se chama bolivarianismo.
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