martes, 27 de enero de 2009

Clint Eastwood, el Da Vinci del 7º Arte

Habrá quien me llame fanático, quien me tilde de corto de miras en el tiempo, o quien me diga, como poco, que me excedo en halagos, pero el no reconocerle alguno de sus muchos méritos a este nativo de la agreste Fog City californiana será pecar de iconoclasta. No va a consistir esto en desglosar toda la filmografía de Eastwood -aunque sea de los pocos actores en los que se puede aprovechar el 100% de sus interpretaciones- sino en puntualizar detalles de por qué debería llamársele el Leonardo Da Vinci del Séptimo Arte.

Clint Eastwood encarna al antihéroe controvertido -e introvertido- tanto dentro de la industria cinematográfica como en su vida personal. Contradictorio como pocos, pero consecuente con su actitud, es inevitable compararlo con su "rival" de la época, John Wayne. Mientras The Duke -aunque yo lo llamaría The Duck-, anticomunista declarado y delator conjurado, se pavoneaba de su amistad con John Ford y rechazaba algunos guiones por cuidar su imagen -¿o era Washington quien la cuidaba?-, Eastwood aceptaba ser el protagonista de películas tales como la saga del sucio detective Harry Callahan, filmes que pretendiendo ser una acusación clara hacia la inacción del sistema respecto a las víctimas de criminales, la "crítica" hollywoodiense la terminó calificando de panfleto fascistoide. Pero ya en películas anteriores, como su debut como actor de reparto en Revenge Of The Creature (Jack Arnold, 1955) -secuela del clásico de terror/serie-B del mismo director llamada The Creature Of Black Lagoon (1954)- o Tarántula (también Jack Arnold, 1955) daba muestras de su carácter arisco e irreverente. Mientras Clint nacía en películas de bajo presupuesto, forjándose a sí mismo, Wayne era el "enchufado" favorito de Hollywood.




Pero bueno, como las comparaciones son odiosas y en este caso termina perdiendo por goleada nuestro querido "duque" -que por otra parte murió a causa de inhalar un polvo radiactivo tan anticomunista como él-, dejémoslo aquí y veamos qué papel hizo realmente de C. Eastwood un antihéroe sin capa ni espada. Como no podía ser de otro modo, fue en la serie-B de las películas de vaqueros, el ahora archiconocido -y ya subgénero de culto- spaghetti-western de comienzos de los años sesenta, y de la mano de su creador, el gran Sergio Leone, grabaría como actor principal la grandiosa Por un puñado de dólares (Magnificent Stranger, S. Leone, 1964), sugerente traducción del título original (¡por una vez acertamos!). Ya nunca más olvidaríamos esa silueta esbelta del forastero y forajido, esa cara curtida al sol y esas ropas cubiertas del polvo del camino. El protagonista, tal y como Eastwood: un personaje oscuro, ajado, un ser odioso y criminal que inspira justicia y confianza, lo dicho, tal y como serían todos los grandes papeles de este tipo de aquí en adelante. Con películas siguientes como La muerte tenía un precio (S. Leone, 1965), o El bueno, el feo y el malo (S. Leone, 1966) el mito se convirtió en leyenda.

Pero a comienzos de la década de los setenta el spaghetti-western parecía que perdía fuelle, y se empezaban a poner de moda las películas de suspense, bélicas, policíacas o de modernos pistoleros del siglo XX. Fue por ello que Eastwood probó suerte con El desafío de las águilas (Brian G. Hutton, 1969), continuó con un western atípico como Dos mulas y una mujer (Don Siegel, 1970) o debutando como director en Escalofrío en la noche (1971), y ya enseguida le ofrecieron el papel rechazado por Wayne de Harry el Sucio (Don Siegel, 1971), cambio de ambientación pero no de la personalidad del protagonista. Luego vuelve al spaghetti, pero ya sin innovar, aunque haciendo muy buenas cintas, como Infierno de Cobardes (1972), o El fuera de la ley (1976), ambas dirigidas y protagonizadas por él mismo.

Aunque es a partir de ahora cuando empieza a sentirse encasillado, y aunque no abandona el western, se dedica a hacer pequeñas joyas como la bélica y original Ha llegado el águila (John Sturges, 1976), o la inquietante intriga Fuga de Alcatraz (Don Siegel, 1979), y se atreve incluso con la pseudo-sci-fi en Firefox (1982) o volver con Harry Callahan en Impacto Súbito (1983). En 1985 graba El jinete pálido y, adelantándonos un poco en el tiempo, en 1988 crea su productora, llamada Malpaso Productions, lo que le permitiría llevar a cabo innumerables y creativos proyectos, alejados de lo qe había hecho hasta ahora en el aspecto material, pero no en el fondo. Se convierte en el creador de obras maestras como Bird (1988), la mejor película sobre jazz de la historia, Cazador blanco, corazón negro (1990), que muestra una increíble parte de la vida del director de cine John Houston, y poco después Sin Perdón (1992), la mejor película western de todos los tiempos. En 1993 golpea de nuevo las conciencias de Hollywood con la magnífica Un mundo perfecto, donde consigue hacer que Kevin Costner no sea sólo recordado por Bailando Con Lobos (K. Costner, 1990). Hay que destacar en estas últimas películas su asociación con el músico y compositor Lennie Niehaus, cuyas bandas sonoras rayan en la perfección sin grandes aspavientos. Otra maravilla es Los Puentes de Madison (1995), donde podemos ver a la mejor Meryl Streep de su carrera, en una de las mejores adaptaciones al cine de una novela como es la fantástica Los Puentes de Madison County de Robert J. Waller. Con Poder absoluto (1996) y Ejecución inminente (1999) consigue dos notables éxitos, y tras un par de filmes justitos de calidad, cuando se creía que Eastwood no podía rizar el rizo, se saca de la manga Million Dollar Baby (2004), película que personalmente incluyo entre mis favoritas, y entre las tres mejores películas de boxeo de la historia, cuya sensibilidad humana traspasa cualquier límite. Aún por encima, Clint demuestra lo aprendido, y él mismo compone la totalidad de la genial banda sonora original.

No hay que indagar mucho en la vida de este hombre para saber que sus creencias políticas se alejan bastante de la izquierda más clásica, y ahondan en el libertarismo, o neoliberalismo, tan en auge en Estados Unidos últimamente. Sus escarceos políticos locales como republicano, y su reciente apoyo a John McCain en las Presidenciales de 2008 lo acercan bastante a posiciones de derecha, aunque sin caer en el conservadurismo. Por ello, y siguiendo fiel a su controvertida vida, en el año 2006 nos sorprendió con dos obras maestras del cine bélico, primero Banderas de nuestros padres, patriótica película sobre la sangrienta batalla estadounidense en la isla de Iwo Jima contra las tropas del Imperio Japonés, y en segundo lugar, la misma batalla vista del lado de los japoneses, con una objetividad tal que pone los pelos de punta, y el que haya sido grabada en japonés es toda una muestra de intenciones: hablamos de Cartas desde Iwo Jima.


Ahora está en los cines El Intercambio (C. Eastwood, 2008), que no me tiene ninguna buena pinta, principalmente por su protagonista, la pésima Angelina Jolie. Lo que sí espero con ansias es que llegue Gran Torino (C. Eastwood, 2008) el próximo 20 de febrero. De nuevo regresa al papel protagonista la contradicción hecha persona, él, un hombre de derechas, que trata el tema del racismo en los Estados Unidos actual con tanta objetividad y sinceridad que te sigue dejando atónito. Porque sigue siendo, a pesar de sus casi 79 años, el antihéroe sin capa ni espada, un actor, escritor, cineasta, músico y compositor. Un incomprendido en su época, el Da Vinci del 7º Arte.

8 comentarios:

gary tormento dijo...

Si te gusta Clint grítalo bien alto, él es el último de una estirpe, gran actor (y por "gran" me refiero que de cien pelis tiente noventa buenas) pero mejor director.Como el buen vino és ahora en el ocaso de su vida cuando ofrece lo mejor de sí.
Te equivocas en dudar de él al desconfiar de "El intercambio"...Clint SIEMPRE te dará buen cine ¡¡cine como el de antes!!, de gestos y miradas, sugerencias y postulados(denuncias) y lo ´que es más importante: COMPROMISO. No le hacen falta muchas palabras para decirnos cosas coomo lo hacían Ford, Lang,.. Y "Grand Torino" (en referencia a un Ford de los 70's) es una peli emocionante y para PENSAR, y me dió mucha lástima verlo quizá pensando en lo que puede ser su última interpretación (reconozcámolo, despues de los 80 tienes que guardar fuerzas...para dirigir) en una peli que suena a despedida y ... madurez absoluta!!!!
Vemos

Anónimo dijo...

como rizamos el rizo eh?¿

xD

aún tengo que ver la de Banderas de nuestros padres.. a ver pra la semana si tengo tiempo cuando termine los examenes Y TAMPOCO VI LA DE BIRD CREO!

xa non me lembro..


bikos bollito! jajaja
jajjaajajja


JAJAJA

Anónimo dijo...

jaja

siiiiiii es aquí! :)

te prongo otro juego si aciertas jugamos una al basket aunque eso implique que tenga que comprarme unas running ;)


es como escribo normalmente! por eso empieza con K..


_ _ _ _ _ _ _ _ _

bikos grandes !

Insanus dijo...

Hi, Fuser! Yo soy otro eastwoodniano, :). A mí Sin perdón me dejó hecho polvo en su día, y desde entonces, ya sea escarbando en su carrera anterior como actor/autor o pendiente de sus últimos trabajos, lo cierto es que es un nombre imprescindible, de los que rara vez te fallan. Él no hace bodrios: va de lo bueno a lo sublime.

Muy bueno el chiste para iniciados con lo de El Pato, XDD. Million Dollar Baby me gustó, pero hay un Eastwood costumbrista y delicado que debería prodigarse más, el de Medianoche en el jardín del Bien y del Mal.

José Ramón González Lede dijo...

Cierto. Me olvidé de mencionar ésta que dices, junto a un par más que considero imprescindibles: "Los violentos de Kelly", y "Deuda de sangre".

Pero es que con semejante filmografía, uno no puede estar a todo... ;)

Un saludo!

Anónimo dijo...

Me dan ganas de re-ver todas sus pelis.

RifRocKerz dijo...

Esta tarde me vi en TCM despues de comer Sudden Impact (creo que es impacto súbito no?) de las de harry el sucio... joder cuanto tiempo hacía que no veía una de estas!!!
buena columna!!!

José Ramón González Lede dijo...

Sí, es la última de la saga de Harry Callahan, y la única de ellas dirigida por el propio Eastwood. Creo que es la más violenta y "sucia" de las cuatro... gran película, y con la chalada de la Sondra Locke de por medio...


Saludos!