miércoles, 2 de marzo de 2011

El libro del mes: "Memorias de un beduino en el Congreso de los Diputados"

Autor: José Antonio Labordeta
Editorial: Ediciones B
Impreso en: España
Primera Edición: febrero de 2009
Páginas: 238, 23x15 cm. Cubierta de tapa dura.

Adquisición de mi madre en 2009, este libro llevaba rondando por casa desde entonces, y con la reciente muerte de su autor, José Antonio Labordeta, decidí echarle un vistazo. He de decir que, a priori, esto de hurgar en los bajos fondos de la política nacional española no me fascina demasiado. No sabía qué me podían aportar, además de la buena literatura del protagonista de "Un país en la mochila" (TVE, 1995-2000), estas memorias de un beduino.

El libro arranca con una doble personalidad de Labordeta, al más puro estilo Dr. Jekyll & Mr. Hyde, aunque sustituyendo los crímenes y la maldad de los primeros por la inocencia de un Labordeta reacio a entrar en la "cosa política", y un beduino del desierto de los Monegros, perdido entre los pasillos del Congreso de los Diputados, que se desvive por hacer ver a España que Aragón existe.
Se describen en estas memorias las dos legislaturas de José Antonio Labordeta al frente de su escaño con Chunta Aragonesista, haciendo hincapié en la primera, aquella de la ignominiosa mayoría absoluta del Partido Popular de Aznar -se hace un breve análisis de cada uno de los personajes que ocupaban los sillones del Parlamento en aquellos años-, y resumiendo brevemente la segunda, la de aquel bambi del PSOE llamado José Luis Rodríguez Zapatero. En esta última legislatura ya el beduino monegrino se había despedido de Labordeta, y con él se había ido la esperanza de que disfruta un partido minoritario -integrado en el Grupo Mixto, para más inri- en sus primeros años de la realpolitik. (a la izq.: Desierto de los Monegros, Aragón)

¿Resultado? el descubrimiento de un libro ameno, profundo, cargado de un humor socarrón, y no sin ciertas dosis de desesperanza. Se habla de Comisiones Parlamentarias, del restaurante del Congreso, de intervenciones polémicas -incluido el famoso "a la mierda!" que Labordeta le dedica a los parlamentarios del PP-, de los despachos "pobres" en los pasillos, de enconadas críticas al Plan Hidrológico Nacional, y de peleas por hacerse oír en un Congreso atestado de diputados bipartidistas, tratando de defender los derechos de una tierra olvidada por todos, menos cuando de ella se quiere sacar provecho alguno.

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